THE ASPEN ART FAIR, 2024
Ariamna Contino - Roberto Diago - Diana Fonseca - Carlos Garaicoa - Eduardo Ponjuán
29 de julio – 2 de agosto, 2024
Stand: B3
Presentamos en The Aspen Art Fair 2024 una exclusiva selección de obras de los artistas Ariamna Contino, Roberto Diago, Diana Fonseca, Carlos Garaicoa y Eduardo Ponjuán. Estos artistas discuten, a través de diferentes cuerpos imaginarios, uno de los temas más relevantes en la producción artística de nuestro tiempo: la obra de arte como registro de las complejidades ocultas en la historia contemporánea. A través de la obra de estos artistas podemos reflexionar sobre temas como la identidad cultural, la ciudad y el poder, el mito del viaje y los secretos naturales de la naturaleza latinoamericana.
Amapola de California, de la serie Jardín de las delicias, 2024
Papel cortado a mano, Strathmore Cold Press cardboard 300 gsm
83 x 83 x 8 cm (32.7 x 32.7 x 3.2 in)
Existe un tipo de conocimiento al margen de lo estandarizado, procedente de fuentes anónimas y resultante del acervo de pequeñas experiencias transmitidas de persona a persona, de pueblo a pueblo, de región a región. Es el conocimiento depositado como sustrato de la cultura de los lugares. Este tipo de proceso motiva la serie Jardín de las delicias, un conjunto de obras inspiradas en la sabiduría popular y la botánica de ciertas plantas y hongos. América Latina es una región rica en este sentido, fuente de conocimientos ancestrales transmitidos de chamán a chamán desde el altiplano hasta el Caribe. A ello se añade la riqueza de conocimientos traídos al continente por los numerosos africanos traídos como esclavos.
En esta amalgama, todas esas fuentes primordiales difíciles de rastrear para la Academia y que, sin embargo, están al alcance de cualquiera interesado en tener una experiencia lisérgica con plantas alucinógenas. Es justo esta modalidad de conocimiento la que Ariamna Contino trata de registrar con la serie. Jardín de las delicias, por otra parte, es una obra icónica dentro de la tradición pictórica occidental, y su estructura permite a Contino establecer un paralelismo semiótico con su serie en la medida en que el panel central de la obra del Bosco hace una alusión específica al paraíso terrenal.
Sin título, 2024,
Mixta sobre tela, 200 x 150 cm (78.7 x 59 in)
Roberto Diago examina la condición del afrodescendiente cubano en el territorio social de la Revolución. Tiene una visión cultural y sociológica que comprende cabalmente los efectos de los procesos coloniales en las naciones que los sufrieron. Estas huellas son visibles en los niveles de marginación y segregación, pero también en los epistémicos y lingüísticos. Diago denuncia, expone y desarrolla ejercicios de resistencia cultural que le permiten hablar desde una alteridad autoconsciente y cimarrona que reivindica otras pertenencias religiosas, otros cánones de belleza y otras miradas sobre el mundo blanco que habita Occidente.
Sin título, de la serie Degradación, 2023
Fragmentos de pintura de exteriores sobre madera
100 x 100 cm (39.4 x 39.4 in)
Las Degradaciones de Diana Fonseca son piezas estructuradas a partir de capas de pintura de distintas fachadas habaneras. Esta superposición aleatoria de los restos ya sólidos de antiguas capas de pintura genera una visualidad abstracta que, sin embargo, recoge la historia de la ciudad, historias personales y colectivas, más o menos anónimas, rearticuladas ahora en una obra autónoma. El título mismo apunta ya a la idea de la serie: Degradación, degradación en un sentido temporal y físico –de deterioro, desvanecimiento, olvido–,y también, por supuesto, en una dimensión más simbólica.
10 de octubre, de la serie Puzzles, 2022
Foto B/N impresa en puzzle, foto laminada en Dibond, madera, plexiglás.
68 x 96 x 12.5 cm (26.8 x 37.8 x 5 in)
La obra de Carlos Garaicoa desarrolla un diálogo entre arte y espacio urbano a través del cual investiga la estructura de las ciudades contemporáneas. Desde un enfoque multidisciplinar, Garaicoa aborda cuestiones culturales y políticas, mediante el estudio de la arquitectura, el urbanismo y la historia. Uno de sus principales centros temáticos ha sido siempre La Habana posrevolucionaria, donde desarrollaría gran parte de su trabajo y de cuyo deterioro urbano fue testigo directo. A través de la escultura, el dibujo, el vídeo, la fotografía e instalación, el artista se ha aproximado, narrativa y críticamente, a la arquitectura utópica modernista y al colapso de las principales ideologías del siglo XX.
Ocaso, de la serie País de Nieve, 2019
Óleo sobre lienzo
100 x 100 cm (39.4 x 39.4 in)
Eduardo Ponjuán es uno de los artistas esenciales en la historiografía del arte cubano. Su obra, surgida en la década de los ochenta, tiene la capacidad de ir más allá en el precipicio de ciertas verdades, de superarse como generador discursivo, de impactar,
de hacernos callar y obligarnos a observarla compulsivamente. El punto clave de todo esto, en cierto modo caprichoso y tremendo, parece residir en su ilimitado talento para invocar aquello que puede ser vital para el hombre. De ahí nacen sus silencios más fértiles y polisémicos. Su obra se mueve en distintas direcciones, apoyada en la coartada de un conceptualismo que se ha reinventado una y otra vez. A veces
habla con un leve acento monosilábico, otras se vuelve mordaz y grita sin ninguna inhibición. No hay una forma precisa y justa de catalogarle, porque en su caso cualquier taxonomía se vuelve reduccionista. Ponjuán es pintor, instalador, dibujante, artista conceptual y
pensador inagotable. Todo el arte es para él un punto de partida, el abrevadero de donde toma lo que necesita para interrogar al mundo