Cuasichamánico
Comisariado por Virginia Torrente
12 de septiembre – 2 de noviembre, 2024
Project Room, El Apartamento, Madrid
RAÚL DÍAZ REYES: CUASICHAMÁNICO
“Las cosas llegan lentamente. Mi vocabulario de formas no lo descubrí de golpe. Se fue formando casi a pesar mío.” Joan Miró
La carrera de Raúl Díaz Reyes se ha ido consolidando a través de los años entre Sao Paulo y Madrid, siendo hasta ahora mayor el peso de su desarrollo en Brasil que en España. Y este devenir brasileño ha ido aportando muchas cosas a su trabajo, haciéndole mirar de refilón la historia de la abstracción geométrica en el contexto latinoamericano.
A lo largo de su trayectoria, ha ido explorando los diversos soportes artísticos con sumo respeto: del dibujo a la pintura y de la escultura al textil, todos los materiales que conforman sus piezas están ligados por un lenguaje propio que se origina en el dibujo y que se expresa con igual claridad tanto en volumen como en plano. Díaz Reyes es relator de historias breves, concisas, producidas en un lenguaje que identificamos como suyo exclusivo, y estas historias breves se reúnen en un relato extenso, pavimentado y conjunto, que enlaza unas piezas con otras con soltura, creando un conjunto de comprensión común, siendo el dibujo su soporte natural, como medio que se expande en tapices y esculturas de manera orgánica, sin esfuerzo.
Su trabajo, dentro de un campo artístico donde poder redefinir el concepto de la percepción, explora emociones y sensaciones relacionadas con la identidad cultural, sentimientos que se ubican en un lugar muy personal entre la memoria y la fantasía, que invocan referencias tenuemente veladas que a veces quedan solo para él. Todo esto está desarrollado con un lenguaje de signos que se ha ido perfilando y define sus últimas obras, de una composición primorosamente elaborada, de seductora producción, exigente en la elección de cada imagen, en la selección de los elementos que componen cada pieza, para crear un conjunto de gran riqueza visual.
En las obras de esta exposición, las referencias bailan entre lo tangible y lo fantástico, con resonancias folklóricas donde la materialidad resuena pero no abruma, donde debemos fijarnos en la vital importancia de asociaciones que experimentan y entrelazan soportes, texturas y colores reunidos en familias, donde intencionadamente nos dirige hacia un contexto de un cierto aire totémico, practicando una integridad creativa que nace del dibujo, donde los límites entre abstracción y figuración son familiarmente transgredidos mediante la experimentación exhaustiva entre forma y materia: madera, metal y textiles se combinan de manera natural, en un conjunto de arreglos coreográficos; reordenación, conjunción y síntesis de elementos se repiten de manera secuenciada en un programa estético cuidadosamente armado, reivindicando una presencia poética de indudable peso.
El dibujo abordado como caligrafía no normativa, relacionado con el propio discurso estético, es característico de la obra de Díaz Reyes, donde una dualidad representación-abstracción está siempre presente, lo que le permite establecer una estrategia para enfrentarse a ciertos códigos creativos-normativos con los que se siente a gusto, acotando la iconografía de manera estricta entre un abanico de posibilidades cuidadosamente seleccionadas. Y entre esas posibilidades, surgen representaciones ligadas a una estética que linda con lo popular, que sabe reutilizar el ornamento en el sentido más noble de la palabra -dándole un nuevo significado a las Art & Crafts del maestro William Morris y a los textiles de Anni Albers, por mencionar a los clásicos-, reivindicando las técnicas artesanales, reconstruyendo un imaginario con un discurso estético propio, donde formas y colores ordenan una trama geométrica con referencias figurativas elementales, y en base a esa ordenada simplicidad, se crea la armonía estética que es distintiva de su producción, un afán compositivo que relaciona volúmenes tanto en plano como en relieve, mediante ese dibujo que intenta escapar de su dimensión para volar hacia la escultura, para poder habitar el espacio exterior.
Le Corbusier decía que “dibujar es observar, descubrir. Dibujar es aprender a ver. Hay que dibujar para interiorizar aquello que ha sido visto. Dibujar es también inventar y crear. El dibujo es un lenguaje, una ciencia, un medio de expresión, un medio de transmisión del pensamiento. El dibujo es posibilidad de investigar. El dibujo es también un juego.” Y esto lo vemos en esta exposición, porque Díaz Reyes practica la creación de un lenguaje propio basado en una pictografía que funciona como escenografía y también a modo de cromoterapia, donde formas y colores se fusionan en un sistema de comunicación que es personal y a la vez universal. Y así volvemos a la importancia de los colores: el autor tiene que sentirse a gusto con ciertas gamas y las adopta en patrones marcados que se vienen repitiendo en sus pinturas, a modo de series que funcionan hasta que se agotan en sí mismas, hasta que esos colores lo han dado todo de sí para el autor.
Con un lenguaje propio, simbólico, impregnado de un cierto e irremediable acento brasileño, cuasichamánico a veces, nuestro artista ordena con armonía en sus pinturas las disonancias del mundo caótico en el que vivimos, formando un pequeño teatro de escenografías que luchan por dejar de ser estáticas al flotar en el aire cuando son textiles; o de figuras firmemente ubicadas en patrones simétricos a modo de personajes esquematizados cuando se representan en sus pinturas, hasta convertirse en abstracciones que nos remiten a ciertas vanguardias históricas.
El trabajo del artesano delimita el uso de unas ciertas herramientas, unos ciertos materiales y unas normas creativas que existen para poder saltárselas. Díaz Reyes investiga patrones de una realidad geopolítica contemporánea en modo abstracción/representación, creando unas piezas que nos remiten a un sincretismo con influencias de diversas geografías y tiempos, como un antropólogo que utilizara la deconstrucción del sistema a su manera particular, mandando poderosos mensajes a través de las representaciones de formas lo más escuetas posibles, condensando el lenguaje hasta metamorfosearlo en gestos tan sencillos como explícitos. Y como decía Gaston Bachelard: “la imagen, en su simplicidad, no necesita un saber. Es propiedad de una conciencia ingenua (…) la imagen es antes que el pensamiento. Antes de ser un espectáculo consciente, todo paisaje es una experiencia onírica”.
Bajo una morfología geométrica y una carta de colores característicos propios, Raúl Diaz Reyes deja sedimentado un estudio sobre el ornamento popular, unas posibilidades expresivas, cognoscitivas e imaginativas donde retomar un hilo antiguo de la historia de la poesía.
Virginia Torrente
obras
Raúl Díaz Reyes
God (verde), 2024
Tapicería y estampado en baby alpaca y seda.
200 x 92 cm (78.7 x 36.2 in)
Raúl Díaz Reyes
Solange, 2024
Acrílico sobre lienzo
38 x 46 cm (14.9 x 18.1 in)
Raúl Díaz Reyes
Uma arca, 2024
Acrílico sobre lienzo
50 x 70 cm (19.7 x 27.6 in)
Raúl Díaz Reyes
Sin título, de la serie Fronteira Oeste, 2021
Tapicería jacquard, lana, merino, lino, y sidero.
Piezas únicas.
76 x 56 cm
(30 x 22 in) c/u
Raúl Díaz Reyes
Koume, 2024
Acrílico sobre lienzo
130 x 97 cm (51.2 x 38.2 in)
Raúl Díaz Reyes
JCM, 2024
Acrílico sobre lienzo
30 x 30 cm (11.8 x 11.8 in)
Raúl Díaz Reyes
Arca (mega), 2024
Díptico / Acrílico sobre lienzo.
97 x 130 cm (38.2 x 51.2 in)
Raúl Díaz Reyes
L com S, 2023
Acrílico en cartón enteladobr.
30 x 40 cm (11.8 x 15.7 in)