Un edificio inmenso, moderno pero barroco. El Edificio Metropolitano de Tokio Nº 1, conocido como Tocho. Es obra del gran arquitecto Kenzo Tange. Las torres se separan y suben hasta 243 m por encima de la plaza cívica. Estamos en el distrito de Shinjuku, lleno de edificios… pero tranquilo bajo la lluvia. La torre satélite del Tocho, el edificio Nº 2, se eleva en tres escalones en cascada. Todo el complejo es el Ayuntamiento de la enorme metrópolis de Tokio, de 13 millones de habitantes.

Sin embargo, hay silencio aquí.

Las torres circundantes están en silencio.

Es la Torre Cocoon de Mode Gakuen, diseñada por los socios de Tange. Pero el gran hombre murió en 2005, justo antes de que comenzara la construcción. La Torre del parque Shinjuku es un diseño de Kenzo Tange. Casi tan alta como la Tocho, y construida después de ella.

Estos platos son antenas de microondas, en lo alto de la “loggia” del Tocho.

¿Qué palabras intercambian estas mujeres?

Están ahí, pero no las oigo.

Otras torres están en silencio, como congeladas en el tiempo. 

Deambulo por ellas, pero siempre estoy aquí, invisible, en el Tocho.

Esos platos de microondas, escuchando…

¿Qué hay en los mensajes invisibles que llevan?

Estoy aquí, pero no los escucho.

Escucho el edifício y las propias fachadas hablan. Los patrones de líneas y rectángulos de las fachadas de Tange son como ecos de motherboards electrónicas. Hablaba del poderoso ascenso económico de Japón en los años de posguerra, empujando hacia arriba, pero con orden y complejidad, como sus torres.

Es una complejidad no compartida con los vecinos silenciosos.

Esta es la estatua de Keiko Amemiya, Aquí en el cielo. Protege su mirada, como de la luz celestial, pero ahora mira hacia el Tocho. El inmenso edificio se alza como una catedral gótica, como Notre Dame… que también intentaba alcanzar el cielo.

Con los brazos extendidos, ésta es la escultura En el viento, de Goro Kakei.

Estos son mis compañeros, congelados en el tiempo.

De Munehiro Ikeda… Adán y Eva

Me pregunto si se acordarán del año pasado, l’année derniere…?

Herbert Wright