En colaboración con Alex Hernández
Espejismo,
2017, Instalación

La utopía o los estados utópicos descritos en la literatura no se ubican en un lugar específico. Por ello se recurre a la metáfora de la Isla, figura geográfica que se define como una porción de tierra rodeada de agua. En este sentido, la Isla constituye el espacio que alberga un estado de cosas «ideal», es decir, la Isla es, por su incomunicación y separación del resto del mundo, el irrefutable lugar de la utopía.
En esta línea de pensamiento se ubica la obra Espejismo, bajorrelieve en cemento que representa uno de los cayos del sur de Cuba (Cayo Blanco del Sur). Esta isla, que simbólicamente forma parte de la geografía de una Isla mayor, ha sido motivo de especulación entorno a las relaciones diplomáticas entre el Estado Cubano y la antigua República Democrática Alemana. Algunas fuentes comentan la posibilidad de que, en junio de 1972, durante una visita de Fidel Castro a Berlín le fuera entregada en calidad de regalo, este pequeño archipiélago que sería renombrado como Cayo Ernest Thälmann en honor a un político alemán.
La utilización de cemento tiene su explicación histórica en el convenio establecido por estos años entre ambas naciones, para la construcción de una planta de cemento en Cuba. Por otra parte, se invierte el sentido al tratarse de una isla formada por agua y no rodeada por agua. De esta forma, el líquido al interior se convierte en un reflejo de realidades «otras», al tiempo que advierte sobre la existencia casi inverosímil, de un fragmento de la RDA en el trópico del Mar Caribe. Cual efecto de espejismo, la instalación en concreto de esta isla recrea la ilusión de lo aparente pero no probado sobre un hecho.
La pieza es expresión física de un intento fallido, que estuvo marcado por el empeño utópico de construir un nuevo sistema.