Alex Hernández tiene como costumbre cuestionarnos qué miramos y qué vemos. Le interesa investigar el funcionamiento de nuestras respuestas culturales y generar un objeto alegórico al entramado de industrias que se esconde tras las diversas identidades humanas. En un tiempo marcado por la voluptuosidad de la información, nos propone reflexionar sobre la laxitud de nuestra consciencia.

Reflejo Condicionado es un ensayo paracientífico cuyo objetivo es profundizar en la manipulación cultural de nuestras percepciones. El artista nos sumerge en un vívido escenario marcado por paralelismos entre el entrenamiento especializado de un perro, la educación infantil en edades muy tempranas y la didáctica del poder. Una vez dentro nos plantea incisivas preguntas sobre la psicología humana y nos invita a reflexionar sobre una de las problemáticas más relevantes del mundo contemporáneo: la implementación de la ingeniería social para el control de las masas. En sus indagaciones se ha basado en el Experimento de Pavlov, considerado hasta la fecha el trabajo más completo jamás hecho sobre los reflejos condicionados. La selección de anotaciones, imágenes, dispositivos y sutiles experimentos sensoriales que nos presenta, gira en torno a la biopolítica del conocimiento y los sentidos.

Alex disloca y tensa los lenguajes del arte, se alimenta una vez más de lo interdisciplinario, se desplaza a lo participativo, incluso a lo performático. Su línea de trabajo conecta con la alquimia social desarrollada por la artista surcoreana Anicka Yi o las exploraciones del subconsciente emprendidas por los norteamericanos Matthew Barney y Darren Bader. En su práctica el Conceptual Art no es más que un instrumento que le permite poner sobre la mesa, con una pulcritud digna de un cirujano, el cuerpo de una estética que ha sido pervertida como objeto de poder y dominación. 

Un detalle llama especial atención en esta exhibición: como parte de sus investigaciones el artista nos recuerda que en el espectro de colores visible para los perros el rojo no tiene cabida. Hecho científico que en sus manos se carga de doble sentido y se convierte en signo de una época marcada por un fuerte escepticismo ideológico. De esta manera Alex Hernández trasciende cierta práctica tradicional dentro del arte contemporáneo cubano, asentada en el cinismo y la incertidumbre. Sin rodeos, con una perspectiva objetiva y frontal nos invita a tomar partido en defensa de nuestras percepciones, nuestra individualidad y nuestra conciencia. 

Luis Sicre