adiós españa
levi orta
16 de Noviembre de 2023 – 10 de Febrero, 2024
Main Room, El Apartamento, Madrid
Hace cerca de quince años que Levi Orta se dedica a desmontar, con una especie de minuciosidad enfermiza, el mecanismo de relojería que es la constitución de lo real a través de estrategias disciplinarias y educativas encaminadas a normalizar un par de ficciones políticas, a hacerlas pasar por naturales y unívocas. Hay que decir que lo ha hecho bien, no sólo porque explicitando los modos en los que el poder cobra cuerpo más allá de la represión pura y dura señala nuestra participación en el consenso tácito del sentido común y lo sensible (en la dimensión rancieriana del término), sino porque pone sobre la mesa de debates la posibilidad fáctica del disenso y la oposición. Abrir la puerta no es poca cosa, el principio de todo cambio se asienta en la toma de consciencia de nuestro rol como facilitadores del statu quo.
A partir de su trabajo en el territorio de las relaciones entre arte, sociedad y política hemos podido seguir el arco que va desde la exhibición de la sintomatología del poder hasta la intervención –mediada muchas veces por el cinismo– de esa sintomatología, con vistas a poner en solfa la legitimidad de los discursos que determinan lo que puede y tiene que ser visto. Hasta ahora, Levi se había presentado como una suerte de narrador omnisciente y “personaje” de sus piezas, una combinación hasta cierto punto bizarra en la medida en que el performer parece desconocer, juega a desconocer, lo que el autor sí que tiene claro. Ello estaría dado, en primer lugar, por la naturaleza investigativa, procesual y performática de su obra, luego, por el hecho de que Orta, en todo momento, se ha pensado a sí mismo como un agente viabilizador de los cuestionamientos y críticas de una comunidad que le trasciende y contiene. Levi habla desde adentro y desde afuera, un sitio indeterminado que nos cuesta fijar en el mapa.
Pero eso va a cambiar en este proyecto (“Adiós España”) porque Levi comienza a reevaluar y a hacerse cargo de su propio lugar dentro de la tecnología del poder: sus privilegios, sus espacios de representación, sus orígenes y pertenencias. Para estos ejercicios echa mano de las mismas herramientas con las que diseccionara la trama uniforme de la realidad que nos ha sido dada, solo que ahora el propio artista y su historia familiar se vuelven objeto de escrutinio. ¿De qué otra forma, si no, podría seguir apelando Orta a la recalificación de los espacios normalizados en los que el poder insiste en reproducirse como un virus? “Adiós España” funciona como una red interseccional en la que se analizan, en primera persona, el papel del arte y los artistas en las sociedades totalitarias, la frustración y el desgaste de la generación de cubanos que acompañara el proceso político de 1959, la naturaleza cíclica de la Historia y la derrota, la carga genética patriarcal, machista, de los hombres duros de la Revolución y de sus hijos y nietos (nuestros padres y abuelos, nuestros hermanos).
Resulta llamativo, no obstante, que a pesar del giro autorreferencial de las obras que componen la muestra (National Record, La maldición de la casa de la esquina oeste y Adiós España), del redimensionamiento del alcance de las acciones artísticas a escalas más acotadas, íntimas si se quiere, el proyecto comprenda distintos niveles de lectura (histórico, simbólico, disensual, político) y, lo más importante, distintas proposiciones sobre la responsabilidad individual de cara al desmontaje de nuestros privilegios y enclaves de enunciación. Quiénes somos y a qué comunidad representamos, realmente, cuando hablamos por los otros. Qué tipo de modelo de ficción perpetuamos y cuáles litigamos desde el territorio micro de la praxis creativa, el pensamiento y la gestión ética de aquellas ventajas con las que el sistema nos premia.
“Adiós España” opera como una despedida en varios sentidos: en primer lugar, claro está, del país en el que Levi viviera y produjera buena parte de su obra en los últimos quince años; el país, también, en el que naciera su hijo. Con ella se cierra, además, un viaje esencial, especie de fuga hacia el exterior de sí mismo en la que el hombre busca, a tientas, las respuestas que le permitan entender cuál es su lugar en el mundo. Para responder ese tipo de cosas, Orta ha tenido que llevar a cabo un conjunto de desmontajes que le competen a él en tanto cubano, artista, hombre, clasemediero y blanco. Ha tenido que voltear a su historia familiar y contrastarla a la luz de la historia reciente de la nación cubana. El resultado de estos procesos de problematización y cuestionamiento le llevarían a participar de aquel cambio que señalara Jacques Rancière en relación con el arte crítico de los dos mil, este es, pasar del señalamiento paródico de los dispositivos del poder a la reelaboración perceptiva de “los rasgos de nuestra historia y de los signos de nuestra comunidad”. El viaje, entonces, ha sido de ida y vuelta, de afuera hacia adentro, del síntoma a la estructura. De la sociedad al hombre, del hombre a la comunidad.
Daleysi Moya
obras
Instalación (10 collages, maqueta, reproducción de 1 millón de pesos cubanos de los 1960)
2023,
acrílico sobre lienzo, 144 x 119 cm
2020-2022,
Instalación (Colección de puzzles y collages)
2023,
acrílico sobre lienzo, 103 x 123 cm
2023,
Instalación (Pintura, vídeo, fotografía, 11 réplicas no funcionales de armas contemporáneas)
video
En «Adiós España», Levi comienza a revaluar y a hacerse cargo de su propio lugar dentro de la tecnología del poder: sus privilegios, sus espacios de representación, sus orígenes y pertenencias.
Daleysi Moya