El pintor, por primera vez, se acerca al mundo de la naturaleza y al paisaje exterior; construye un espacio ambiguo, no exento de cierta teatralidad. 
La selección de las imágenes que sirve de punto de partida para las pinturas de Nacho aporta datos fundamentales para una mayor comprensión del relato que nos ofrece el cuadro. Para esta serie de pinturas el artista se ha servido de imágenes de archivo que documentan la historia de los grandes taxidermistas y de fragmentos extraídos de reproducciones de pinturas del artista francés Henri Rousseau. Los taxidermistas construyeron los dioramas que hoy “ilustran” las diferentes secciones y salas de los museos de Historia Natural.  Rousseau, por su parte, pintó numerosos cuadros sobre exóticas junglas de exuberante vegetación, sin haber salido nunca de Francia. Se documentaba visitando el jardín botánico del museo de ciencias naturales de París o con alguna publicación científica que caía en sus manos.