Toda enfermedad es un vehículo para el reconocimiento del orden real de las cosas. O, digámoslo así, un estado de lucidez con relación a la vida y nuestro lugar en ella. Los detalles, dolorosos y secundarios, son sólo eso, detalles, mecanismos del dolor para apropiarse del momento. No hay que confundirlos con la enfermedad misma, ni con la lógica que acompaña a la tragedia. Entre todas las cosas que la enfermedad no es, deberían subrayarse la redención en cualquier sentido y la capacidad del que enferma para hacerse cargo de sus hallazgos. Porque no se trata, enfermar, de un premio. El enfermo está solo ante el “basural de las explicaciones”, y tiene miedo a morir como el resto del mundo, sin saber qué hacer con lo que ha visto por vez primera.

llness has a colour quiere ser una forma concreta de estas revelaciones desde lo enfermo. La palabra inevitable antes de que se acabe para siempre lo que nunca termina del todo. Una pausa dentro de otra pausa que es la enfermedad en el tiempo del hombre, el edificio, la sociedad, el país. Y puede que sea Illness…, además, un presagio. Eso, un presagio y un color.

Daleysi Moya